Los cinco criterios para reconocer el amor profundo en la pareja.

Arnaud Desjardins, explica en su libro “Una vida feliz, un amor feliz”

La primera condición: que sea fácil, que fluya sin demasiado esfuerzo. Que no malgastemos grandes energías en emociones ni se nos obligue a luchar contra éstas. Todo marcha con naturalidad, y las cosas resultan fáciles. Si la relación no es nutritiva, se produce un desgaste en las personas y el cuerpo siente tensión y se desvitaliza.

La segunda condición: que se trate de dos naturalezas que no sean demasiado incompatibles, no demasiado diferentes. La fascinación amorosa ignora con soberbia la incompatibilidad de las dos naturalezas, y las personas creen amarse de buena fe pero carecen de la posibilidad de una comprensión verdadera. No siempre es imposible salvar las diferencias en la pareja, pero es  sumamente importante estar consciente  de esas diferencias y afrontarlas.

 La tercera condición: es que los miembros de la pareja sean verdaderos compañeros, que se sientan como tales, que puedan compartir peculiaridades, gustos, intereses, diferencias, complicidad. Que tengan a alguien al que entienden y que los entiende. La relación de pareja  también es una relación de acompañamiento en un camino común. Es mirar en lo que es importante para él y lo que es importante para ella y todo aquello que es importante para los dos en los recovecos de sus almas. 

La cuarta condición: Es tener fe y confianza plena en el otro. Que no sea necesario temer, desconfiar o protegerse para poder reencontrar un corazón inocente. Que el otro nos inspire una completa confianza sobre la cual se puede cimentar un amor duradero. Confiar  en que el otro no nos va a dañar. EL tipo de confianza del corazón inocente de un niño hacia su madre, es tener la certeza de que el otro quiere nuestro bien y no nos va a dañar. Si perdemos esa confianza aparece el miedo, este es el peor enemigo del amor y de la apertura del corazón. Con confianza significa esperar que el otro cumpla con su compromiso y procure nuestro bien , y estar consciente de que algún momento nos pueda dañar , pero hay que tener la certeza de sobreponernos a ello.

 La quinta y última condición: la más complicada, es el deseo espontáneo de que el otro esté bien por encima de nuestros miedos y carencias. Hoy día, por desgracia, la pareja está más al servicio del yo que del tú o el nosotros. Es ver al otro con la inteligencia del corazón y no sólo a través de nuestras proyecciones o anhelos, y así lo amamos tal y como es y le damos lo que necesita y espera recibir. Encontrar la propia felicidad con la plenitud del otro. En la pareja desarrollamos generosidad y verdadera consideración hacia el otro. 

Resumen tomado del libro de Joan Garriga,”EL buen Amor”.

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